jueves, 26 de mayo de 2011

LO QUE SE VIENE

Hace ya algún tiempo que la obra está terminada, ahora solo falta el respaldo fundamental, financiamiento, para difundirla. Tal vez esta sea la parte más difícil toda vez que la cultura "no vende"; es más práctico financiar la farándula o un evento deportivo que después de unos días nadie más recordará. De todos modos aquí va un anticipo, que espero pronto esté en las manos de la gente que sí piensa y le da un sentido más trascendente a la vida. Veamos la presentación que hace la la profesora Sonia Maureira Guzmán para este nuevo trabajo: Neruda en una conversación con estudiantes del Liceo señaló: “ Buenos días! Lo importante de la vida son los Buenos días! Son la unidad de los hombres para comunicar la esperanza. La esperanza de nuestras pequeñas vidas y de las ajenas, que cuentan más, que cuentan todo…” La presentación de este libro es justamente para exaltar el trabajo de Adolfo Márquez Esparza, quien quiso “contar la vida ajena que vale más”. Presentar una obra no es fácil, menos presentar a un autor, pues como dice el dicho “por sus frutos los conoceréis”, sin embargo vale la pena romper esta regla autoimpuesta, porque es necesario alzar la voz, para después dar paso al silencio y así meditar esta creación. Adolfo, no es un profesor cualquiera, malamente criticado como estamos hoy por cualquier “intelectual” o “pensador” que aparece en todas las esferas de nuestra patria, es un chico bueno ( ¿ por ser bombero?), bueno para viajar, bueno para la fotografía, bueno para escribir historias, muchas desde su perspectiva o de sus investigaciones: “ Estudio de la Historia de Ñuble” (1983),” Los Pincheira, mito y realidad” ( en dos ediciones, 2001 y 2004), “ O’Higgins, héroe inmutable” (2009), entre otras, y ahora para despertar en los parralinos la pena, y tal vez la rabia por no ser alguien de este suelo, esta tierra, quien escribiera una biografía tan amena y didáctica de Él, del gran vate que todavía nos pertenece, aunque sabemos que es del mundo, me refiero al libro “ Parral, en el corazón de Neruda”. Neruda, don Pablo, en fin, el Neftalí Reyes que salió de este pueblo, esbozaría una sonrisa y levantaría una copa de vino para celebrar este libro y a su autor. Sin duda desde su Isla Negra le hará llegar a través de algún movimiento de tierra, o de un oleaje más fuerte hasta estas playas sureñas, su saludo, sus gracias. También el saludo a nosotros, sus coterráneos, en una fuerte lluvia que azote nuestro afán de conocerlo y no criticarlo, porque esto sería sólo ignorancia. Este libro telúrico, este término el autor lo nombra muchas veces, en realidad, surge como cada verso del poeta, de los rincones más profundos de su mente y corazón, son como latigazos que nos habla “… la vida no me ha entregado todo lo que yo le entregué…”. Para mí, profesora parralina, tibiamente recuerdo mis años en que enseñaba sobre Neruda cuando en los programas de estudio no se exigía, épocas duras, y me daba el gusto de recordarle a los alumnos que vieran al poeta, no al político, absurda cuestión, cuando un poeta es ante todo hombre, pensante, ciudadano, libre, y así de esa manera no despertar suspicacias. Sin embargo, con esta obra, rememoro el miedo de mujer pueblerina a no levantar la voz para cantar los versos más polémicos, sólo en sordina en aquellos cursos, que tampoco se atrevían a reclamar; o en uno que otro recital de la “Sala Matus” detrás de telones negros, que ella nada más entendía. Hay que agradecer a Adolfo Márquez Esparza este trabajo: minucioso, anecdótico, familiar, didáctico, pero sobre todo, honesto, pues quiso saldar la deuda de otros, tal vez por el sólo hecho de haber llegado a esta tierra, que parece mal agradecida, aunque creo que es nada más que tímida y no dada a los halagos, puesto que Neruda fue tan grande que a todos nos anonadó. Gracias Adolfo por esta joyita y por traer versos, terruño, familia, amores conocidos y de los otros. Sonia Maureira Guzmán Parral, Marzo de 2011.-