Sin duda las vacaciones son un sinónimo de descanso de una intensa actividad laboral desarrollada durante un largo período, que puede ser de diez meses o casi un año completo. Cualquiera sea nuestra actividad laboral, una buena forma de disfrutar a concho estos días de asueto es acompañándose de un buen libro. Mejor aún si es posible compartir con los autores y conocer como se gestaron estas creaciones.
Esta es la experiencia vivida durante mis últimas vacaciones y que dejo aquí plasmada para compartir con ustedes y difundir la obra de los buenos amigos que me acogieron durante mi periplo por el archipiélago de Chiloé.
“Los Dichos y decires de Chiloé”
Creación de Esteban Barruel (seudónimo de Roberto Barría Vargas), profesor, historiador y escritor originario de Calbuco. Se trata de un libro que en 210 páginas recoge 960 expresiones tradicionales propias de la zona de los canales. Si bien algunas de esas expresiones ya están en desuso, la gran mayoría están aun vigentes y muchas se han expandido hacia otras regiones del país.
El rescate de estas expresiones nos permite conocer el rico contenido del lenguaje chilote cotidiano, expresión auténtica de la identidad, de la picardía y del espíritu siempre positivo de los chilotes para sobreponerse a las inclemencias ambientales, tanto en las centros urbanos como en las más alejadas islas de archipiélago.
He aquí algunas de esas expresiones:
Comechivo salió el diablo: Vocablo que se usa para señalar a individuos infieles a su pareja.
Asienta la olla chica: Se refiere a la acción de preparar la comida. La idea completa es “Asienta la olla chica, ya va ser tarde y ni una papa pelá”.
¡Cierra tu taca! : Se usa para hacer callar especialmente a los niños que se meten en conversaciones de personas mayores.
Está como pan que no se vende : Significa que una persona nos es tomado en cuenta por nadie.
“Los Chonos, primeros avistamientos de Chiloé y contacto cultural”
Importante estudio antropológico e histórico (167 páginas) desarrollado por el profesor Miguel Oyarzún Cárdenas.
El mayor mérito de este trabajo radica en que es un esfuerzo realizado desde el mismo escenario cultural, por un curacano ( hijo de Curaco de Vélez) que centró todas sus energías y recursos para reconstruir el pasado remoto de del archipiélago, especialmente desde la perspectiva humana, de un pueblo específico y que no ha sido tratado en profundidad: los Chonos. Miguel Oyarzún expone en un lenguaje muy didáctico el cómo habría sido el poblamiento originario de las islas. En base a numerosos estudios en terreno ha podido reunir importante material que le ha facilitado la reconstrucción de parte de la historia de la Isla.
Este trabajo nos hace una aproximación a los rasgos físicos de los chonos, a sus prácticas culturales como vestuario, alimentación, vivienda, formas de organización, religiosidad, influencia del mestizaje con otros pueblos aborígenes, etc.
El proceso evolutivo natural de los chonos se vio abruptamente interrumpido con la llegada del conquistador español. Hombres que con la espada y la biblia echaron por tierra miles de años de evolución, al igual como lo hicieron por todos los rincones del continente americano. La acción evangelizadora de los jesuitas también es rescatada por Oyarzún para adentrarnos un poco en el proceso de yuxtaposición cultural donde, naturalmente, dominó la del grupo mejor armado.
Concluye la obra de Miguel Oyarzún con una interesante recopilación de mitos y leyendas de Chiloé.
Profesor y folclorista Ramón Yáñez
“Almas marineras en los archipiélagos”
Interesante, ameno y romántico conjunto de relatos de carácter histórico sobre los grandes protagonistas de la historia de Chiloé: embarcaciones y tripulación. La conjugación de estos elementos permitió que durante mucho tiempo se mantuviera la conectividad con el continente y con el resto del país.
El profesor y folclorista Ramón Yáñez nos deleita pero a la vez nos invita a reflexionar sobre el esfuerzo y sufrimiento de aquellos pioneros de la comunicación y del transporte. Es una apasionante historia de vapores, goletas y barcos que surcaban los mares y los canales chilotes, llevando hasta todos los rincones los abastecimientos necesarios para sobrevivir en condiciones muy adversa. Todo está centrado principalmente en la primera mitad del siglo recién pasado. Son historias no exentas de tragedias: incendios y naufragios, que atentaban contra el progreso y desarrollo de Chiloé.
En 84 páginas, profusamente ilustradas con hermosas fotografías en blanco y negro, el profesor Yáñez nos delita y nos enseña parte importante de la historia de Chiloé. Relatos que deben convertirse en desafíos para las nuevas generaciones de chilotes, quienes contando con mayores tecnologías en los transportes y las comunicaciones deben convertirse en actores principales del desarrollo de sus comunidades.
“Chiloé en el corazón, cada pueblo una canción”
Edmundo Bórquez Macías, chilote, oriundo de Melinka, allá en las Guaitecas, hace muchos años, cerca de 50, abandonó su Chiloé natal para encumbrarse en las altas esferas académicas. Pero, como ocurre con todos los hombres (digo hombres y mujeres) dotados de sensibilidad, -valor muy escaso por estos días- nunca ha podido cortar el cordón umbilical que lo une a su encantadora tierra chilota, él así lo relata: “cada vez que me ha correspondido regresar……. Al dirigir mi mirada hacia la costa de la isla grande, bella y mágica, siento algo imposible de describir con palabras.”
Son aquellos sentimientos, que como un torbellino se agolpan en cada célula de Edmundo Bórquez cuando cruza el canal de Chacao, los que nos han permitido disfrutar de sus bellas creaciones literarias, una auténtica poesía geográfica. No solo nos entrega la armonía del verso bien estructurado, sino que complementa su obra con elementos de la naturaleza que nos permiten ir recreando el ambiente físico y sus elementos culturales; tampoco escapa de su verso el elemento histórico. Veamos. En “Belleza pura” dedicado a Ancud, podemos leer:
“La rica ostra de Ancud
Es producto de su mar,
Si se consume un almud
Deleite para el paladar.”
Luego, en el poema “Pueblo encantado”, inspirado en Curaco de Vélez, escribió:
“Curaco, tierra de encanto,
de majas, mingas y trillas,
da gusto escuchar su canto
como flor de maravilla.
……………………………………..
Changüitad, lugar cercano,
Vio nacer a Galvarino,
héroe chilote en Angamos,
gran honor para un marino.”
Para un afuerino como yo, pero asiduo visitante de la Isla, ha sido un gran hallazgo conocer esta obra literaria, histórica, geográfica y cultural, gracias a la generosidad del profesor Ramón Yáñez.
“Chiloé historia de viajeros”
Gigantesca obra (580 páginas, tamaño carta) realizada por el profesor Felipe Montiel Vera, castreño de nacimiento y que constituye un homenaje a aquellos audaces chilotes que alguna vez abandonaron su terruño para ir en busca de mejores rumbos en otras latitudes. Me tomaré la libertad de reproducir la dedicatoria que escribiera el autor y que refleja con gran claridad el sentido de su trabajo, el que duró cuatro largos años y del cual tuve la dicha de ser testigo.
“A los trabajadores chilotes que con esfuerzo y sacrificio hicieron surgir la Patagonia y dejaron una huella imborrable en las salitreras del norte. Especialmente a los fallecidos en la huelga de peones rurales de 1921, en la provincia argentina de Santa Cruz, para que sus gritos por trabajo digno, salario justo y libertad permanezcan por siempre en la memoria colectiva de nuestro pueblo.”
Montiel reúne en su obra 59 entrevistas a hombres que viajaron en distintas direcciones para ir a “pelar el ajo”. Un detalle importante es que la mujer no se aventuraba en estas lides. Ellas, madres o esposas, esperaban pacientemente el regreso del hombre o el envío de alguna remesa para el sustento familiar. Muchos regresaron, pero también fue una cantidad importante la de hombres que se quedaron allá lejos o que murieron por las más diversas razones.
“Chiloé historia de viajeros”, no es otra cosa que el reflejo de la lucha del pueblo por la sobrevivencia, situación común en las masas populares de todo nuestro país en una época en las diferencias sociales y las injusticias era mucho más marcadas que ahora. A través de la obra de Montiel descubrimos un fenómeno sociológico no estudiado por la historiografía. Será que no es conveniente? También se ve reflejado el problema demográfico de Chiloé, donde una gran masa de población masculina emigra haciendo disminuir la mano de obra y dejando en casi completa indefensión a sus mujeres, las que deberán encargarse de todas las labores de la casa, los hijos y el campo.
Los relatos y las fotografías son muy elocuentes para mostrarnos las condiciones de vida y de trabajo de aquellos emigrantes.
Felicito el esfuerzo y coraje de Felipe Montiel, toda vez que en la historiografía oficial a estos temas no se les da importancia y si algo se dice, se hace sutilmente.
Felipe Montiel Vera
miércoles, 22 de febrero de 2012
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Saludos Adolfo
ResponderEliminarQuiero felicitarte, por el empeño y la buena disposición que tienes por respaldar las letras de aquellos como yo, estamos comenzando a introducirnos a este mundo, cual es el rescate de la historia, tradiciones costumbres, para aportar un poco mas a la cultura de nuestro pueblo, para rendir un homenaje a nuestros padres a aquellos que no están con nosotros y que nos encausaron en la dirección del rescate de la tradición. Aprovecho de recordar a mi hermano Carlos Oyarzún que ahora no está con nosotros, pero siempre estará presente por sus obras, en el corazón de los chilotes y sus amigos. Quiero felicitar a cada uno de los escritores que están en esta pagina y que sigan adelante por que lo mejor que podemos hacer es no olvidar a nuestros ancestros, su lucha por la supervivencia, lo que nos legaron y honrarlos...
¡Grande amigo - Adolfo Marquez Esparza.